Pocas compañías han creado opiniones tan fuertes y divergentes en Wall Street como Tesla.
Para los mayores impulsores de la empresa, el director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, es un nuevo Steve Jobs, que revolucionará el transporte y la forma en que consumimos energía, justo cuando el fundador de Apple cambió las industrias de computadoras y telecomunicaciones.
Los inversionistas dispuestos a respaldar la visión del Sr. Musk compraron las acciones y la deuda del fabricante de automóviles eléctricos y ayudaron a hacer de Tesla, que vendió alrededor de 250,000 autos el año pasado, una compañía más grande por valor de mercado que General Motors y Ford durante gran parte de los últimos dos años. GM vendió cerca de ocho millones de autos en 2018, y Ford vendió cerca de seis millones.
Para aquellos en la otra cara del argumento, Tesla no es sostenible como negocio. Los autos que producen en masa es un negocio costoso y de bajo margen que depende de vender muchos de ellos, argumentan, y Tesla no podrá vender suficientes autos de manera rentable para financiarse. Han colocado miles de millones de dólares en apuestas que fracasarán. Texto de fuente externa; foto tomada de el Heraldo de México